Cara y cruz de la transformación urbana
10.05.10
El nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Toro aborda los problemas que hay que solventar para alcanzar un mayor desarrollo urbanístico de la ciudad, así como las oportunidades que deben aprovecharse para conseguir este objetivo.
Uno de los problemas que plantea la empresa Cotesa en su informe es que los espacios libres existentes son insuficientes para la población toresana. Aunque están «bastante repartidos por todo el núcleo», la mayor escasez se presenta en el casco histórico, «si bien quedan compensados con el elevado número de plazas y plazuelas existentes», indica.
Por este motivo, los expertos, consideran «primordial» que los nuevos espacios libres se sitúen al oeste del primer ensanche y especialmente en el segundo ensanche, al norte de la carretera N-122.
Otro problemas que recoge esta memoria son las obras de sustitución en el casco histórico, ya que «mientras que las de rehabilitación son en su mayoría promovidas por la Administración, gran parte de los edificios privados en mal estado o vacíos se siguen sustituyendo por edificios de vivienda colectiva, muchos de ellos con alturas, densidades, composición y ocupación parcelaria que nada tienen que ver con la trama urbana donde se insertan, ocasionando un elevado impacto visual».
En esta memoria, Cotesa también plantea como un problema la red viaria del casco antiguo, organizada en una doble estructura irregular, pero con secciones que son insuficientes para canalizar «un tráfico motorizado de cierto volumen», por lo que el problema «pasa por una adecuada gestión del viario que establezca recorridos principales y los jerarquice».
Desinterés de promotores
La rapidez en las Unidades de Actuación con ordenación detallada , «así como una superficie asequible a los promotores locales», ha ocasionado «el desinterés en desarrollar los sectores de suelo urbanizable». Otro de los problemas detectados por el equipo redactor de esta memoria es la falta de suelo con posibilidades de desarrollo a corto plazo, ocasionada, a su juicio, «por la poca oferta actual». Bien por la falta de interés de determinados propietarios en vender suelo urbano o por la dificultad de gestión en las Unidades de Actuación y sectores de terrenos urbanizables delimitado, definidos en el PGOU vigente.
Los procesos erosivos que afectan a las laderas de la cornisa sobre el Duero y la zona de la Vega, y la extracción de áridos en el término municipal, «que en los últimos siete años han ocasionado un daño ambiental en las márgenes del río», preocupan también a los expertos.
La otra cara de la moneda son las oportunidades que permitirán alcanzar un mayor desarrollo urbanístico, como un crecimiento poblacional constante y la apuesta de la Corporación por potenciar el sector agroalimentario, con especial atención al vino, el patrimonio y las energías renovables.
A juicio del equipo redactor del nuevo PGOU, Toro presenta una serie de oportunidades paisajísticas, que residen en la conservación de los espacios boscosos del término municipal o en potenciar Monte la Reina, «que representa una buena oportunidad para albergar una zona de uso dotacional para Toro, dejando la zona situada al norte de la carretera como un espacio libre con interés cinegético y ambiental».
De la zona conocida como 'Las Barranqueras', la empresa asegura que tiene un paisaje privilegiado y un patrimonio edificado excepcional. También destaca como oportunidad las principales vías de comunicación, que han situado a Toro «en una posición intermedia muy interesante» gracias a la autovía A-11.
La pujante industria agroalimentaria de Toro es otra de las oportunidades que debe aprovechar el municipio, con la recomendación de potenciar la instalación de grandes empresas en el corredor de Pozoantiguo.
El número de equipamientos de Toro es suficiente para la población actual, con una media de 11,71 metros cuadrados por habitante. Destaca el elevado número de propiedades municipales que deberán tenerse en cuenta para «acometer algunas de las actuaciones urbanísticas de la ordenación que se consideren necesarias».
Configuración medieval
Toro mantiene la configuración de una ciudad medieval que se mantiene desde sus orígenes en el siglo X y que las sucesivas transformaciones de la ciudad «no han hecho otra cosa que ampliar el espacio urbano, pero no han alterado sustancialmente su estructura».
El equipo redactor también hace referencia a la conservación en Toro de grandes espacios conventuales y monásticos, «que con grandes parcelaciones y baja intensidad edificatoria formalizan una secuencia de grandes vacíos privados, en muchos casos sin uso, que contrastan con la baja presencia de espacios libres públicos en el conjunto urbano».
Por este motivo, a juicio de los redactores, estos espacios pueden representar «una buena oportunidad para el desarrollo del núcleo urbano si se regulan actuaciones como algunas recientes, en la que en su conversión a suelo residencial no han asumido de la forma más adecuada el modo de funcionamiento de la ciudad».
En cuanto a las denominadas zonas residenciales de baja densidad, Cotesa considera que será necesario regular los parámetros que estas tipologías edificatorias llegan a generar, tales como la longitud de las hileras de viviendas, «el mimetismo en la composición de fachadas, y especialmente la ubicación correcta de los equipamientos y espacios libres, pues si ellos no se genera ciudad ni una verdadera trama urbana».
Cotesa recomienda al Ayuntamiento que ejerza un mayor control sobre el eje Toro-Tagarabuena, si lo que se pretende «es dotarlo de un carácter urbano».
jueves, 27 de mayo de 2010
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