martes, 25 de mayo de 2010

LA INCORPORACION DE LA MUJER AL MUNDO LABORAL

  • La incorporación de mujer al mercado laboral ha influido notablemente en la reducción de la tasa de natalidad. Actualmente España tiene el índice de fertilidad mas bajo de Europa con 1,26 hijos por mujer en edad fértil, frente a los 1,46 de la media comunitaria. Además este porcentaje podría reducirse todavía más porque la tasa de actividad laboral femenina en España es bastante más baja que el del resto de países comunitarios y lo normal es que continúe aumentando.
  • Sin embargo, los datos difundidos en 28 de junio por Instituto Nacional de Estadística (INE) ratifican que el nº de hijos que tiene las familias españolas llega al nivel más alto de los últimos 10 años. El reputente de cuatro décimas respecto al año anterior se debe en su mayor parte al aumento de nacimientos entre las madres extranjeras. La inmigración ha rejuvenecido la pirámide de población española contribuyendo a la desaceleración del proceso de envejecimiento. Uno de cada diez nacimientos son de madre extranjera. Las comunidades autónomas más fecundas son: Madrid, Andalucía y Cataluña, mientras que Galicia, Castilla y León, Asturias y Aragón se destacan por sus índices más negativo.

La incorporación de la mujer al mercado de trabajo en España forma parte de un fenómeno generalizado que se verifica en los países de nuestro entorno geográfico, económico y cultural (es decir, los países de la Unión Europea, en el entorno próximo; y de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, en un ámbito global). Aunque la participación femenina aumenta cada día, la situación de desigualdad parece ser la nota que la caracteriza. Existe una percepción de discriminación sexual que permanece a través del tiempo, quizás como fruto de unas actitudes estereotipadas ante determinadas actividades. Con independencia del papel diferenciado de la mujer en el mercado de trabajo, dos han sido los elementos que han contribuido al incremento de su participación: por una parte, la preocupación constante de la legislación por combatir el trato desigual de los ciudadanos; y por otra, la actitud ante la educación y formación, al ser éste un terreno en el que la mujer ha multiplicado su reducida presencia tradicional, equiparándose al hombre.

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