miércoles, 2 de junio de 2010
CIUDAD DIFUSA
La ciudad difusa posee, por tanto, contornos borrosos: No hay blancos ni negros, sino una variada gama de grises. De la misma manera, sus rasgos dejan de ser fácilmente reconocibles, al haber abierto sus puertas a la espectacularización del espacio público y la arquitectura. La ciudad difusa se convierte en un juego especulativo de simulacros, un caleidoscopio de infinitos efectos de color en el que la confusión no es trampa, sino virtud.
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